Los fabricantes de equipos MP3 tendrán que limitar el volumen a 89 decibelios

15 août 2010


La UE ultima la puesta en marcha de varias medidas destinadas a proteger a los muchos millones de europeos que utilizan reproductores de MP3, teléfonos móviles y demás aparatos portátiles de música con auriculares, frente al riesgo de sordera parcial que supone un exceso de decibelios en el oído.

A la espera de que se redacte la pertinente normativa, los fabricantes asumen que habrá cambios en los aparatos. El más importante, una limitación máxima de salida de 89 decibelios. Además, en algún lugar del envoltorio o de las instrucciones deberá aparecer una advertencia sobre el riesgo de sordera parcial que conlleva someter el oído a esos 89 decibelios durante un tiempo excesivo. Una idea similar a los mensajes disuasivos de las cajetillas de tabaco.

Los estudios científicos encargados por la Comisión Europea antes de impulsar estas medidas cifran «el volumen razonable» de los reproductores en 80 decibelios, siempre que no se empleen los auriculares más de 40 horas semanales. Pero si se llega hasta 89 decibelios, la limitación es de cinco horas, y esa es una de las advertencias que tendrán que hacer constar los fabricantes.

Expertos del sector advierten que aunque se cumplirá la legislación y se incluirá sin problema las advertencias sobre seguridad y la limitación del volumen máximo, el control de conductas del usuario es muy complicado porque existen maneras de amplificar después el sonido de la música, aunque el reproductor esté limitado a 89 decibelios.

Esta iniciativa tomó impulso después de que la Comisión Europea constatase la existencia de algún reproductor que llega hasta 120 decibelios, que es como estar al lado de una perforadora del pavimento.
Según los datos de la Comisión, hasta diez millones de personas escuchan música demasiado alta en estos aparatos portátiles, incluido el móvil, por lo que corren el riesgo de sordera parcial.

Según los estudios científicos de la UE, apenas hay riesgo de pérdida de audición por debajo de 80 decibelios, nivel que equivale al de una persona gritando. Por encima de 90, la contumacia del melómano puede derivar en una pérdida progresiva e irrecuperable de las células responsables de la audición. Los otorrinos insisten en que la prevención es el único camino posible para hacer frente al problema.


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